domingo, 28 de agosto de 2011

UPyD: SOMOS DE LOS CIUDADANOS Y PARA LOS CIUDADANOS

En primer lugar quiero aclarar que no soy ningún líder electo de UPyD, tan solo un militante de base y desde estas líneas estoy expresando un sentimiento.

A veces veo que se produce una pequeña confusión cuando le he preguntado a algún compañero de UPyD: ¿nosotros de que somos, de izquierdas, de derechas o de centro? Pocos me saben contestar a esto de forma clara y definida y si entre nosotros no lo tenemos claro, ¿Cómo se lo vamos a explicar a nuestros simpatizantes o a los ciudadanos que se acercan a nuestras mesas?
Yo escucho a nuestros líderes, y he leído en muchos de nuestros documentos, que somos un partido “Transversal”, pero ¿”Cómo se come esto”?

Lo de transversal puede quedar más o menos claro: “que coincidimos a veces con ideas de la derecha y otras, con ideas de la derecha, pero que no somos ni de “derechas” ni de “izquierdas”, que debemos tener nuestro propio “espacio político”.
Creo que lo aclara más el que en algún momento me haya parecido oír a Rosa Díez, nuestra líder política, que ella tiene una tendencia moderada hacia la izquierda y al mismo tiempo en ocasiones me ha parecido oír a algún otro líder de UPyD, que se definiría de centro o moderadamente liberal.

Creo que lo mejor es decir que, “somos un partido de los ciudadanos y para la mayoría de los ciudadanos”, y que aunque no siempre se puede dar todo a todos,  UPyD quiere lo mejor para esa mayoría, la cual está situada en un “centro indefinido” entre personas con ideas liberales y progresistas, tendentes a la derecha y otras, con esas mismas ideas tendentes hacia la izquierda.
Pero lo que de verdad creo, que en un mundo tan globalizado como el actual, se queda obsoleto ser de “izquierdas” o ser de “derechas”. En España, que está dentro de este mundo globalizado, los partidos políticos tienen que ser “de los ciudadanos y para los ciudadanos”. Para la mayoría de los ciudadanos, en busca de un bienestar y una felicidad que estamos perdiendo, en busca de una buena y respetuosa convivencia entre todos, en busca de una solidaridad con la participación de todos, intentando que no haya “excluidos”, en busca de valores que muchos de nosotros hemos ido perdiendo en las etapas anteriores.

Para la recuperación de estos valores, las instituciones, los partidos políticos, los medios de comunicación, etc. tienen que hacer un esfuerzo por mejorar nuestra educación, los mensajes que se emiten, los programas que se presentan, etc. Todos tenemos que ganar en generosidad, y cada uno, dar un poco de lo suyo, sin que eso suponga ninguna tragedia, ni ningún riesgo, ni dejación de identidad.
Los militantes y simpatizantes de UPyD tenemos que demostrar que somos “un partido de los ciudadanos y parar los ciudadanos”, demostrar nuestra generosidad y colaborar en esa recuperación de valores. Tenemos que pedir la confianza a los ciudadanos españoles para que juntos consigamos una sociedad en la que se pueda vivir con responsabilidad, sin enfrentamientos, con solidaridad; con una ambición de progreso, pero no desmedida; premiando el trabajo y el esfuerzo sin “envidias”. Apartando los nacionalismos radicales que nos quieren separar. Reconociendo al trabajador, pero también al empresario, al emprendedor ya que ambos son imprescindibles para el progreso de nuestra sociedad, de nuestra Nación Española.

He empezado queriendo expresar y aclara una idea y creo que me he desviado un poco, pero otros podréis continuar.

Pablo Sánchez Buján

viernes, 26 de agosto de 2011

EL JMJ Y LOS JOVENES ESPAÑOLES

Expongo a continuación un escrito que hace mi mejor amigo Ramón Saavedra Sánchez "Moncho" y ademas cuñado, y a continuación hago unas reflexiones sobre el mismo tema:

EL JMJ de Madrid.

Curioso. A mi, aun personaje que no creía en estas cosas, que pensaba que todas estas manifestaciones religiosas eran un signo de cuanta flaqueza había en las personas que intervenían en este tipo de manifestaciones. A mi que para explicar estos fastuos alegaba que las personas en su gran debilidad para entender el significado de la vida, necesitaban de esto, de “ algo ” , de alguna creencia que les ayudara en el transito, que les  justificara su existencia y que dulcificara, si puede decirse así, ese terror a un final que, aun sin ser capaces de distinguirlo, nos haga intuir que no es un final sino una transición a otra vivencia, estado, o llamémosle como sea.

 Como iba diciendo, A mi que pensaba tal y como he comentado, me ha impresionado lo que he visto, tanto en la calle como en la televisión, a lo mejor es que  me ha engañado la visión de todos estos jóvenes que emanaban una educación, respeto y civismo, a pesar de lo jocoso del momento para ellos o, a lo mejor, era la idea de cómo me gustaría que fuera la juventud, la forma de vestir, joven, alegre, desenfadada, pero sin traspasar los límites de la dignidad ni el respeto a los demás, jóvenes con aspecto limpio, sin dejadez, a pesar de estar  durante varios días viviendo de una forma poco facilitadora del aseo y cuidado corporal.

 La primera consecuencia que he sacado es la confirmación de mi idea de que para ser joven, reivindicativo y progresista, entendiendo esto último como trabajar e implicarse para el progreso de la sociedad, no es obligado llevar barba, ni el pelo largo con rastas, presentar un aspecto de dejadez, ni no oler precisamente a rosas por falta de aseo, esgrimir un vocabulario cheli, ni tratar de proclamar la defensa de lo ecológico sin respetar en lo mas mínimo el medio ambiente donde nos paramos a manifestarlo, además de utilizar la fuerza y no solo la razón, si fuera necesario, menester este que suele ser lo habitual, por lo menos esta es la impresión que tenía.

Todas estas manifestaciones que he observado  y que me han hecho disfrutar,  han creado en mi una opinión nueva sobre la juventud,  me han hecho renacer la esperanza en nuevas generaciones. Ha esta juventud que he disfrutado estos días si le puedo intuir el potencial para poder conseguir cambiar y retomar de nuevo el camino del progreso humano, reinstaurando lo que de positivo tiene el respeto y la moralidad  social.

Y me pregunto, ¿ Seré facha o carca ¿

 M Saavedra

21,08,2011


Comentario al escrito anterior:

Por supuesto, no eres ni "carca" ni "facha"

Creo que no se puede calificar a la juventud por lo que hagan los grupos más ruidosos, aunque muchas veces sean una muestra de “parte de la realidad”.

Los jóvenes de hoy, en nuestra sociedad, han nacido llenos de contradicciones, por un lado con una sobreprotección familiar, que los ha hecho mas blandos y a veces no les ha dejado pensar por si mismos. Por otro lado con una sobrecarga de “cosas” pero no de afecto.

Otras dificultades que han y están encontrando nuestros jóvenes es su incorporación al mercado de trabajo, provocado en parte por la situación económica actual pero especialmente por la deficiente actuación de nuestros políticos en materia de educación y en la laboral, especialmente la nefasta actuación de PSOE que en sus deseos de igualar ha preferido “mierda para todos” en vez de premiar los valores del esfuerzo, la dedicación y las condiciones personales de cada individuo como puede ser su propia inteligencia.

Otra acción nefasta del PSOE, fue denigrar en su día, (Felipe González) a la formación que los jóvenes adquirían cuando entraban a trabajar en una empresa de aprendices o ayudantes de oficio, decretando por ley que todos deberían ser “igual” y cobrar lo mismo, lo cual hizo que las empresas, dejaran de contratarles, perdiendo por lo tanto una oportunidad para formarse e incorporarse a la sociedad.

 Por lo tanto creo que los jóvenes de hoy son un producto de nuestra sociedad, que los hay integrados a ella, otros que se lograrán integrar y otros que no lo harán nunca y siempre echarán las culpas “al empedrado”.

 Coincido contigo en el gran ejemplo de “buen hacer” de los jóvenes del JMJ, por su saber estar, comportamiento y resistencia, motivados una serie de valores que aunque no sean compartidos por muchos, pienso que hacen más “bien que mal”

Podría escribir más, pero creo que por hoy está bien.

Pablo Sánchez Buján

sábado, 20 de agosto de 2011

EL DEPORTE PÚBLICO O POPULAR TIENE QUE APRETARSE EL “CINTURÓN” A FONDO

En los tiempos que corren, ya no hay lugar a dudas, hay que reducir gastos y cambiar la “eficacia” por la “eficiencia”. ¿Consecuencia del despilfarro o de un mal sistema de financiación?
Entre 1990 y 2007 los presupuestos municipales aumentaron gracias a la boyante recaudación por licencias de obras e impuestos como el de plusvalías y el de construcciones de viviendas y parques empresariales. Los Ayuntamientos elevaron sus inversiones, pero también su gasto corriente: crearon sociedades municipales e incrementaron sus plantillas. A la vez, cada inversión suponía más gasto corriente. Se construía un equipamiento. Y este requería personal, mantenimiento, asumir pérdidas y además se aprobaban Convenios Colectivos muy boyantes para los funcionarios o contratados laborales públicos, pero insostenibles para la hacienda pública como desde hace unos años lo estamos comprobando.
En los años 80 y 90 el deporte se empezó a popularizar y los ayuntamientos destinaron grandes presupuestos a inversiones, medios materiales y económicos para intentar que toda la población tuviera la posibilidad de acceso a  la actividad física y el deporte. Se proyectaron y construyeron grandes y costosos centros deportivos, los cuales en unos casos se ocuparon, aunque no en todos sus horarios, y en otros su utilización se reduce a la franja horaria de la tarde (de 17,00 a 21,00)

Durante los años 90, muchos ayuntamientos dieron un paso más en la oferta de actividades, construyendo centros de SPA, yacusis, y salas de máquinas con alta tecnología muy costosa, pero que a los directivos y políticos de turno les parecía muy bien, ya que la filosofía era dar una actividad de alta calidad, por considerar que todo el “mundo” tiene derecho a este tipo de instalaciones, sin tener en cuenta sus costes. ¡Eran tiempos de excesos y derroche en muchas corporaciones!
Pero en algunos consistorios se empezaba a dar marcha a tras, dándose cuenta de que los costes eran muy elevados, optaron por la gestión concertada de los centros deportivos públicos, por considerar que se abarataban los costes, manteniendo la calidad de los servicios.

También hay  que hacer una puntualización sobre la calidad de los servicios; en los años 80 una actividad de “mantenimiento físico” tenía un número de 40 alumnos y una clase de enseñanza de natación entre 10 y 20 alumnos. En los años 90, en post de una mejora de la calidad del servicio, el número de alumnos se redujo a menos de la mitad, con el considerable coste, fundamentalmente de técnicos.
Como podemos deducir del muy resumido relato anterior, la filosofía de los estamentos públicos municipales era dar unos servicios de calidad similar a gimnasios y centros deportivos privados, entrando en competencia con ellos, pero a precios muy reducidos, lo que suponía que en muchos casos la subvención media de un servicio estaba por encima del 60 % y 70%, algo claramente insostenible, como se está demostrando actualmente. Esta situación ha sido denunciada continuamente por los centros deportivos privados como “COMPETENCIA DESLEAL”. Lo cual no quiere decir que siempre tuvieran razón.

Actualmente los ayuntamientos están en una situación económica totalmente caótica, en donde no pueden ni pagar a sus proveedores, siendo la ruina de muchos de estos. Esta situación obliga a tener nuevas y creativas iniciativas ESPECIALMENTE EFICIENTES.
Algunas ya se están tomando, tales como la concertación con grandes empresas con acuerdos de construcción y gestión a largo plazo, 30 o 40 años, en donde los ayuntamientos lo único que ofrecen son los terrenos.

Otras opciones pueden ser dar un pequeño paso atrás, y cambiar normativas muy exigentes por otras más flexibles, con aumento de alumnos en cada grupo de actividad, con el fin de hacer más rentable económicamente la actividad sin tener que elevar los precios.
La “masificación” de las actividades será lo menos malo, ya que siempre sería peor que se deje de prestar el servicio. La “masificación” de las actividades deportivas, puede mantener una buena calidad con técnicos deportivos motivados, ilusionados con su trabajo y por supuesto con un mayor esfuerzo por su parte.

La gestión de los centros deportivos también debe ser más eficiente, buscando la polivalencia del personal y un mayor rendimiento del equipo directivo, rediciendo este al mínimo imprescindible.
Siento tener que escribir esto, pero la situación insostenible y las medidas deben ser drásticas. ¿Habrá que aumentar los impuestos? Pero a quien, si tenemos a más del 20% de la población en paro, y a otros que cuyo sueldo no pasa de los 800 € mensuales? No creo que ese sea el camino.

¿Qué medidas se deben tomar? Seamos ingeniosos, creativos, valientes, etc. Cada Administración Pública, deberá hacer sus “deberes”, unos con mas esfuerzo o sacrificio y otros con menos, dependiendo del camino andado.
 

Pablo Sánchez Buján