sábado, 30 de octubre de 2010

¿DÓNDE ESTÁN LAS AYUDAS A HAITÍ DESPUÉS DEL TERREMOTO?



Por dos bésese visitado Haití como cooperante, impartiendo cursos de formación a sus técnicos para que estos a su vez pudieran aplicar los conocimientos adquiridos con la población.

Tengo que decir que la situación d este pequeño país ya era agónica antes de que se produjera el terremoto en donde la seguridad e higiene brillaban por su ausencia, entre miles de problemas sin resolver en una Nación del siglo XXI, como se podría apreciar fácilmente cuando caminabas por las calles de Puerto Príncipe, en donde no había ni una sola calle asfaltada correctamente, y con baches, que de no sortearlos se podría meter una rueda sin posibilidad de salir de ellos. Las basuras estaban amontonadas en las esquinas, sin que nadie las recogiera. Por muchas calles corrían regueros de lodo, formando barrizales cuando llegaban a alguna explanada. Además miles de haitianos se reunían en las calles principales, cerca del puerto, a la espera de que alguien les pudiera contratar. Podría seguir contando cientos de cosas, como que no tenían ni agua corriente, ni luz eléctrica en la mayoría de las casas; que una familia compuesta por nietos padres y abuelos viven en casas no mayores de 15 m2, con una o dos habitaciones separadas por una sábana, y sin embargo, jamás conocí a gente tan estupenda, trabajadores y con unos deseos de superación poco imaginable, de no haberlo vivido personalmente, y además “felices”, siempre alegres, aunque su cara reflejaba tristeza. Pero no quiero seguir hablando de lo que era Haití hace unos años, antes del terremoto, ya que ahora la realidad es mucho peor, y lo que es mas grave, con pocas esperanzas de mejorar en el futuro.

Pero, ¿Dónde están todas las ayudas prometidas por la mayoría de las naciones?¿no se han enviado?¿han enviado solo una pequeña parte?¿Se la ha quedado las mafias cercanas a los gobernantes haitianos?¿Cumplen correctamente los directivos de las ONGs, receptores de las ayudas?

Estas y muchas preguntas se podrían hacer y seguro que la mayoría  se contestarían negativamente, ya que los resultados no pueden ser mas desalentadores. Las calles de Puerto Príncipe y de otras ciudades siguen llenas de escombros, con las casas derruidas y hasta es posible con cadáveres en algunas de ellas. Se ven cientos de tiendas de campaña que no están resistiendo a los temporales que azotan Haití. Los ciudadanos deambulan de un lado a otro en busca de agua y comida y ayuda. Por eso repito: ¿Dónde están las ayudas?

Creo que no hay una verdadera voluntad de ayudar seriamente a esta población (algo idéntico ocurre en Indonesia y en otros lugares en los que se ha producido alguna catástrofe). Digo esto porque si realmente se quisiera, si los dirigentes de los Principales países donantes quisieran, si los responsables de Naciones Unidas quisieran, se encontraría una solución totalmente EFICIENTE.

Yo propongo tratar estos casos como una empresa: con un Consejo de Administración formado por un delegado de cada país donante y algún representante de Haití. Un Consejero Delegado que hiciera un Plan Estratégico y lo elevase al Consejo de Administración y tras su aprobación, nombrase a un Gerente que capitaneara a un pequeño grupo de profesionales que controlasen ingresos y gastos y fueran cumpliendo con los plazos marcados en el Plan Estratégico.

Y por supuesto con auditorías sobre la llegada y empleo de recursos. Auditorias realizadas por personas o empresas honestas, realizadas de forma continua, dado la situación de emergencia en la que se mueven, de tal forma que fuese imposible distraer dinero o material alguno hacia personas corruptas.

Si la situación sería distinta ahora mismo, si rápidamente se hubieran contratado camiones y máquinas escavadoras que  hubieran llevado todos los escombros al mar, sirviendo para ampliar sus puertos o algo parecido. Se habrían construido casas que habrían albergado a gran parte de la población que aún deambula por las ciudades. Se habrían hecho hospitales, centros de salud, escuelas, etc. Todo ello con controles y auditorías que dieran a la luz con las ayudas reales que envían los países. Controles que no permitieran a los países que envíen como ayuda, desechos que no sirven para nada. Controles que obligaran a invertir las ayudas de forma “eficiente” y sin desvíos fraudulentos.

Si todo se hubiera hecho así, ahora estaríamos hablando de otro HAITÍ.

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